Los ácidos grasos protegen al cerebro frente a la toxicidad del mercurio


Una investigación realizada en las Islas Seychelles acaba de proporcionar una prueba más de que los beneficios del consumo de pescado en el desarrollo prenatal pueden compensar los riesgos asociados con la exposición al mercurio presentes en estos alimentos. El estudio, que se publica en American Journal of Clinical Nutrition, sugiere que los nutrientes que se encuentran en el pescado tienen propiedades que protegen al cerebro de los posibles efectos tóxicos de la sustancia química.

Los investigadores han demostrado que los altos niveles de consumo de pescado por mujeres embarazadas, en un promedio de 12 comidas por semana, no producen problemas de desarrollo en sus hijos. Su trabajo indica que los compuestos presentes en el pescado, específicamente los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), pueden contrarrestar activamente el daño que causa el mercurio en el cerebro.

“Estos hallazgos muestran que no hay ninguna asociación global entre la exposición prenatal al mercurio a través del consumo de pescado y resultados en el desarrollo neurológico”, afirma Edwin van Wijngaarden, profesor asociado en el Departamento de Ciencias de Salud Pública de la Universidad de Rochester, en Nueva York, Estados Unidos, y coautor de la estudio. “También está cada vez más claro que los beneficios del consumo de pescado pueden ser mayores o, incluso, enmascarar los posibles efectos adversos del mercurio”, agrega.

“Esta investigación nos proporcionó la oportunidad de estudiar el papel de los ácidos grasos poliinsaturados en el desarrollo y su potencial para aumentar o contrarrestar las propiedades tóxicas de mercurio”, detallla Sean Strain, profesor de Nutrición Humana de la Universidad de Ulster, en Irlanda del Norte, y autor principal del estudio. “Los resultados indican que el tipo de ácidos grasos que una madre consume durante el embarazo puede marcar una diferencia en términos de futuro desarrollo neurológico del niño”, subraya Strain.

La pauta actual de la FDA, que recomienda que las mujeres embarazadas limiten su consumo de ciertos pescados a dos veces por semana, se estableció debido al riesgo que entrañaba para el desarrollo infantil la exposición a altos niveles de mercurio.

El estudio que ahora se presenta, denominado ‘Estudio de Desarrollo Infantil en Seychelles’, una colaboración entre la Universidad de Rochester, la Universidad de Ulster y el Ministerio de Salud y Educación de la República de Seychelles, es uno de los mayores de su tipo. Las Seychelles, un grupo de islas en el Océano Índico, ha demostrado ser el lugar ideal para examinar el impacto potencial para la salud de la exposición persistente a bajos niveles de mercurio, puesto que 89.000 residentes de la nación consumen pescado con una frecuencia 10 veces mayor a la población de Estados Unidos y Europa.

Los autores del trabajo siguieron a más de 1.500 madres y sus hijos. A los 20 meses después del nacimiento, se sometió a los niños a una batería de pruebas diseñadas para medir sus habilidades de comunicación y las habilidades motoras. Previamente, habián recogido muestras de cabello de las madres cuando éstas estaban embarazadas para medir los niveles de exposición prenatal al mercurio.

Propiedades antinflamatorias

Los investigadores también midieron los niveles de PUFA presentes en las mujeres embarazadas y encontraron que los hijos de madres con niveles más altos de ácidos grasos n3, el tipo que se encuentra en el pescado, obtuvieron mejores resultados en ciertas pruebas. Otra forma común de PUFA, llamada n6, proviene de otras carnes y aceites para cocinar y se encuentra en mayor abundancia en la dieta de los habitantes de los países desarrollados.

Se sabe que los ácidos grasos del pescado (n3) tienen propiedades antinflamatorias, en comparación con n6, que puede promover la inflamación. Uno de los mecanismos por los que el mercurio provoca daño es a través de la oxidación y la inflamación, lo que ha llevado a los investigadores a especular que n3 no sólo proporciona más beneficios en términos de desarrollo del cerebro, sino que estos compuestos también pueden contrarrestar los efectos negativos del mercurio.

Esto se reflejó en los resultados del estudio, que mostró que los hijos de madres con niveles relativamente altos de n6 obtuvieron peores resultados en las pruebas diseñadas para medir las habilidades motoras. “Parece que la relación entre los nutrientes y el mercurio de los peces puede ser mucho más compleja de lo que se pensaba anteriormente –resume Philip Davidson, investigador principal del estudio y profesor emérito de la Universidad de Rochester–. Estos resultados indican que puede haber un equilibrio óptimo entre las diferentes propiedades inflamatorias de los ácidos grasos que promueven el desarrollo fetal y que estos mecanismos merecen un estudio ulterior.”

FUENTE: American Journal of Clinical Nutrition (2015); doi:10.3945/ajcn.114.100503

Los altos niveles de consumo de pescado por mujeres embarazadas, en un promedio de 12 comidas por semana, no ocasionan problemas de desarrollo en sus hijos.

Los altos niveles de consumo de pescado por mujeres embarazadas, en un promedio de 12 comidas por semana, no ocasionan problemas de desarrollo en sus hijos.


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